Oda a la chapucería militar venezolana

Foto: Transportation Safety Board of Canada

Los tres significados de la palabra chapucería componen una descripción exacta del teatro militar venezolano exhibido el 27 de junio de 2017: 1) Tosquedad, imperfección en cualquier artefacto; 2) Chapuza (Trabajo mal hecho); y 3) Embuste (Mentira). Si tiene dudas, recuerde estos tres significados y vuelva a ver los vídeos en este Link.

Ese martes 27 de junio se registró otro capítulo de la chapucería militar venezolana. A las cinco y trece minutos de la tarde, un automóvil Ford Taurus, azul oscuro, se detuvo en el estacionamiento de la base aérea de La Carlota, en Caracas. Treinta segundos después, salió del auto el inspector Óscar Pérez, cargando su acostumbrado bolso de gimnasio, tipo tenista. Pérez, quien además de inspector y piloto, ha actuado como extra de películas de acción, había enviado un corto mensaje de texto desde un iPhone 6, con forro violeta escarchado:  “Arribando a base. En 7 minutos estaré en arena 1”.

A las 5:25, la aeronave Airbus 105, siglas Cicpc 02, levantó vuelo con un destino diferente al que había quedado registrado en el sistema de control. El inspector Pérez estaba a cargo de los tres mandos: el cíclico, el colectivo y los pedales. En el asiento posterior, y ocupados de preparar la parafernalia, iban Eumes y El Sobrado. Eu, como es llamado entre sus compinches, hace horas extras en el gimnasio de un importante club de Caracas; mientras que, El Sobrado, es comandante en un escuadrón de la Aviación, en el centro del país, y responsable de la seguridad de la Asociación Gallera de Venezuela.

Lo que vino después fue una de las noticias más difundidas en el Twitter venezolano de aquel día. Un helicóptero, con siglas de la policía científica nacional, sobrevoló la sede del Tribunal Supremo de Justicia exhibiendo una pancarta alusiva al artículo 350 de la Constitución Venezolana: “El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos.” Además, desde el helicóptero se realizaron algunos disparos y se arrojaron dos granadas fragmentarias, una de las cuales nunca llegaría a explotar.

En paralelo a esta puesta en escena, en la red Instagram fue revelado un vídeo en el cual aparece el inspector Pérez, con un uniforme camuflado de tonos claros y leyendo una declaración de manera teatralizada, mientras otros cuatro sujetos se sitúan atrás, armados con fusiles de asalto AR-15, las caras cubiertas con máscaras y uniformes camuflados del tipo verde-oliva. Pérez, en una lectura en la que abundan los énfasis sobreactuados y martillados con movimientos del tronco justo antes de los silencios, hace un llamado al pueblo a acompañar a su alianza de “funcionarios militares, policiales y civiles” presentándose en Fuerte Tiuna (quizá la base militar más grande de Caracas) y en las bases militares de las ciudades del interior del país.

El mensaje del texto bien pudiera ser una agregación, con características de batido o licuado o hasta menjurje, de lo expresado en todo el espectro político que se opone a la Asamblea Constituyente irregularmente convocada por el ejecutivo. Por ello, más que perderse en el propio texto del mensaje, lo que resulta valioso es observar la composición completa, la obra o performance en perspectiva. Justo allí es cuando vemos el cielo de cartón, la utilería improvisada, la goma espuma pintada al aerosol, los militares de brocha, polvera y neceser.

Son dos las hipótesis del móvil y del acto.

Primera hipótesis: “El ganador con más fama de chapucero”. Un acto como este le facilita al gobierno vender la idea de que la ofensiva violenta procede de la oposición, y que la represión no es más que una protectora estrategia defensiva. Además de esta ganancia, la facción madurista del chavismo es la más fiel representante de esa mezcla de cursilería, mala producción e impericia, que caracterizó a la manera de hacer las cosas del voluntarismo con petrodólares que sembró Hugo Chávez. La gestión de Maduro condensa de manera elocuente a las tres definiciones de “chapucería”: Tosquedad, imperfección en cualquier artefacto + trabajo mal hecho + mentira. Es en este punto, cuando nos alejamos del evento y sumamos el móvil más la calidad del acto, cuando provoca otorgarle méritos a la Hipótesis 1.

Segunda Hipótesis: “Un medio para hacer creíble una amenaza”. Imagine que hay una facción del chavismo que está inconforme con la gestión de Maduro, en general, y le teme mucho al escenario de hegemonía que resultaría de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC, de aquí en adelante). Imagine, también, que hay un enfrentamiento interno muy agudo entre esta facción y la facción dominante en el gobierno, y que los disidentes necesitan darle credibilidad a una amenaza de destrucción para poder sobrevivir en un equilibrio del tipo “Destrucción Mutua Asegurada”. Este equilibrio ocurre cuando dos jugadores rivales saben que, en caso de un escenario de ataque y retaliación, nadie sobreviviría. El ejemplo más silvestre es el de una guerra con bombas atómicas. Cuando cada parte tiene su propio arsenal nuclear, ningún jugador deseará iniciar una guerra en la que no habría ganadores, porque esta resultaría en la destrucción mutua. Ahora piense que esta pantomima de cartón piedra que vimos el 27 de junio no es en sí lo relevante. Más bien se trataría de una señal de la capacidad que tendría la facción disidente de disponer, de manera sorpresiva, de un medio de ataque (aviones, misiles o drones) que podría causar daño si se enfilara contra otro objetivo (Miraflores, o una caravana oficial).

Quizá podríamos hablar de una tercera hipótesis, la jugada subversiva de un actor inesperado, una suerte de Comacates, pero esta hipótesis rápidamente se hunde en un fango de baja credibilidad. Usted podría argumentar que el gobierno pudo utilizar a unos verdaderos rebeldes (dejándolos actuar, sabiendo su impericia) para alcanzar un fin semejante al mostrado en la hipótesis 1. Pero este camino, o es inconducente, o simplemente nos devuelve a la hipótesis 1.

Conclusiones

Más allá de la sorna por la vocación chapucera de nuestros milicos y del modelo chavista, más allá del cielo de cartón piedra y las nubes de algodón del entretenimiento producido por el inspector Pérez y su combo, más allá de la burla de rigor, es importante señalar que ninguna solución militar es deseable, por menos chapucera que esta sea. Uno de los ingredientes que no puede faltar en cualquier receta deseable de salida, es que la superación de la tragedia chavista debe incluir elementos que otorguen legitimidad de largo plazo. La transición debe ser con debido proceso, con justicia transicional y con prevalencia de la política.

Dicho esto, tenemos vía libre para volver a la guasa, para recordar de nuevo a esa sempiterna cursilería del héroe y los lanceros, para regresar a la imagen del campamento, de lugar de paso, del Estado del disimulo sobre el que escribió José Ignacio Cabrujas, o de esa vocación tan cultivada para renunciar a la terminación o al cierre cuando falta muy poco, cuando se está muy cerca de la meta, esa manera tan petrolera, de riqueza fácil y “realazos”, que sugiere detenerse cuando la meta está muy cerca y esta proximidad sería suficiente para darnos por satisfechos.

¡No me ayudes, compadre!


 

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