Crisis en Venezuela: ¿Qué se puede esperar de la OEA?

Foto: de la película "Shock Corridor", dirigida por SAM FULLER

Si usted sigue la situación política de Venezuela entonces sabe que el pasado lunes 30 de mayo de 2016, Luis Almagro, Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), solicitó que los procedimientos establecidos en la Carta Democrática Interamericana sean aplicados a Venezuela. Dos días después, el miércoles 01 de junio, el Consejo Permanente sesionó y aprobó una declaración sobre la situación de la República Bolivariana de Venezuela.

¿Qué se espera de la OEA?

Una mezcla de tristeza, miedo e ira acompaña en estos días a buena parte de los venezolanos. La desesperación es el sino de muchos de los que sienten que están atrapados en una pesadilla: hay inseguridad del tipo “te-pueden-matar-por-muy-poco-con-alta-probabilidad”, hay escasez de medicinas, comida, otras cosas clave de la vida cotidiana, y lo que se consigue cuesta una proporción escandalosamente alta del ingreso promedio.

En este escenario, muchos de estos venezolanos están gritando al mundo para ver si alguien escucha y tiene el poder de socorrerlos. Pero no hay socorro inmediato para el drama que es su cárcel.

Mucha gente razona así:

“Cuando unos tipos armados te tienen secuestrado, y tú llamas a la policía, tú esperas una respuesta inmediata; si llamas porque los ves aproximarse armados a tu casa, tú esperas una respuesta inmediata; si hay fuego en tu departamento, tú esperas una respuesta inmediata.”

Pero en Venezuela no hay respuesta inmediata, porque en la política las respuestas inmediatas implican o poderes muy grandes con mucha autonomía y claros beneficios futuros, o unos consensos muy amplios. Hoy parece que estas cosas no existen en el horizonte político relevante de Venezuela.

Así que lo que queda es la negociación política, la diplomacia y la construcción de casos judiciales. Y todo esto toma tiempo.

El caso jurídico “Venezuela” está en construcción. El informe-carta de Luis Almagro del pasado lunes es un buen ejemplo. Este documento muestra un caso que se está armando. Pero la diplomacia de hoy día funciona con presiones sinuosas y delicadas, con acuerdos con aliados de los aliados, con negociaciones al interior de cada país con “piezas” de política internacional que pueden darse a cambio.

¿Cuántos esperaban que Macri se presentara con un fusil en la mano, encabezando unas nuevas Brigadas Internacionales, o que la OEA decidiera mover un portaaviones hasta la costa venezolana?

El presidente del Parlamento venezolano escribía en twitter: “Cristina al menos no era hipócrita”.

Los movimientos que ha comenzado a hacer la OEA, y los que puedan hacer la Unasur o Mercosur, son positivos para la causa de la oposición venezolana. Se está armando un caso de fraude a las instituciones de la democracia representativa. Y un caso robusto. Lean de nuevo el informe de Almagro del pasado lunes y la declaración del Consejo Permanente de ayer miércoles 01 de junio.

Pero armar un caso toma tiempo.

Un tiempo que alguna gente piensa que no tiene.

Pero habrá que tenerlo. Y lo mejor es que se lo use para movilizarse políticamente, para hacer trabajo político allá donde se concentra el mercado electoral del gobierno venezolano. Para presionar. Para documentar los casos de fraude gubernamental.

No se conseguirá nada parecido a una respuesta inmediata. Pero estoy seguro que se conseguirá abrir una ruta electoral hacia una transición, y eso permitirá golpear al corazón del autoritarismo seudodemocrático con el arma a la que es más vulnerable: la justicia procedimental de las instituciones democráticas.


 

 

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