Miguel James (Puerto España, 1953) es un poeta trinitario-venezolano que canta con desenfado al triunfo de la sonrisa sobre la amargura, de la seducción sobre el despecho, de la lindas y pícaras mujeres sobre las adustas oficinistas del corazón.
Apenas he podido compartir unas pocas y breves veces con él, pero es amigo de mis amigos, frecuente fabulado en los cuentos de los poetas, príncipe de bares memoriosos.
Acá les dejo uno de sus poemas, como si fuera un jugo de naranja recién exprimidas que sazona el desayuno familiar.
Victoria
Yo que no trabajo ni quiero trabajar
que a todos miro siempre como a iguales
que nací con estrella
que habiendo llegado a un sitio mi tienda allí quiero montar
que de antemano soy recibido y alabado por los más sagaces
que ando borracho por las calles
que de cuanto sobre la tierra marcha me he reído
que soy hijo del Padre Eterno
que me importan un bledo los maestros de bellas letras
que caigo erguido
que he seguido charlando con todos
que soy inocente
que por montes, avenidas y mares guío el timón de mis navíos
que bailo Limbo
que siempre encuentro quien me sostenga
que conozco a los farsantes
que no ceso de andar
que en el Pub escucho voces (sé que es la Chiqui haciéndose la Isa
o la Isa haciéndose la Chiqui)
que moro en la India
que devuelvo centuplicados los amores
que a la ciudad toda la recorro
que por ninguno me dejo llevar
que tengo personalidad
que canto todo el día
que he sido admitido a las iniciaciones de los guerreros
que hago de todo por mi pueblo
que soy Lanza-Lengua-Luz de la Nación
que me fugo de los asilos
que a ninguno rechazo por hermoso
que me casé, tuve un hijo y voy al África para anegarme de sol
que reconozco los hechos
que sé mi historia
que soy listo y más listo que el hambre
que deliro en las plazas
que lloro cuanto tengo ganas
que todo me llega a tiempo
que descanso, combato y vuelvo a descansar
que aguardo el retorno del Ras Tafari
que siento luego existo
que tengo luz bella
que he vivido diez años en el mismo barrio
que me sé elegido
que dejo a otros ahorcarse con sus corbatas
que encontré mi alma
que soy bisnieto de Du, conozco mi espalda y me extasío ante mi imagen en los espejos,
advierto que no pienso seguir así toda la vida, burlándome de Dios, la Hostia y la Virgen Santísima.
Miguel James. De su libro “Mi novia Ítala come flores y otras novias” (Mucuglifo, 2007)
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